miércoles, 6 de octubre de 2010

El hombre biónico, cada vez más cerca

Este artículo está sacado del blog "microsiervos", y originalmente se publicó en "cooking ideas".

Cuando apenas acababa de cumplir los treinta años un trombo causo daños masivos en el corazón de Charles Oeke, que tuvo que someterse a un trasplante para seguir con vida.

Durante los siguientes diez años hizo una vida todo lo normal que un paciente trasplantado de corazón puede hacerla, y eso, en la actualidad, quiere decir que llevaba una vida bastante normal.

Sin embargo en un momento dado su cuerpo empezó a rechazar su nuevo corazón, y por motivos médicos era imposible realizar otro trasplante, lo que no hace muchos años hubiera significado la muerte para el señor Oeke.

Afortunadamente, los avances técnicos de los últimos años permitieron implantar un corazón artificial en su pecho que le ha permitido seguir con vida desde entonces. Pero este corazón artificial depende de un mecanismo de control y alimentación externo que pesa unos 200 kilogramos, lo que le mantenía confinado en su habitación de hospital, en la que se ha visto obligado a permanecer durante más de 600 días.

Freedom Portable Driver y Big BlueDriver
 Su calidad de vida ha mejorado enormemente, de todos modos, cuando el pasado 3 de mayo recibió el permiso para irse a casa como paciente ambulante gracias a un dispositivo conocido como Freedom Portable Driver, diseñado por SynCardia, el fabricante de su corazón artificial.

El Freedom Portable Driver funciona con baterías, pesa algo menos de siete kilos, se lleva como una mochila, y sustituye a Big Blue, el dispositivo de 200 kilogramos antes citado.Oeke es el primer paciente en participar en este programa, que por ahora tiene permiso para llegar a incluir hasta 60 pacientes en 30 instituciones.

Según Steven Langford, de Syncardia, ha sido la miniaturización en sensores la que ha permitido este avance, pues si antes tenían el tamaño de una lata de conservas, ahora apenas tienen el de una moneda.

Para Jeffrey Brewer, fundador de Citysearch y Overture, descubrir en 2002 que su hijo de siete años sufre diabetes tipo 1 fue el detonante para ponerse a trabajar en el diseño de un páncreas artificial.

La diabetes tipo 1, aunque es tratable, tiene el problema de que hay que controlarla mediante inyecciones de insulina que se aplican según unas tablas que hacen corresponder el nivel de azúcar en sangre con la dosis de las inyecciones. Pero estas tablas no tienen en cuenta la diferente actividad ni constitución de los pacientes, y no es raro que estos sufran bajones de azúcar potencialmente peligrosos a causa de una dósis excesiva de insulina; a largo plazo unos niveles altos de azúcar en sangre tienen también sus efectos negativos sobre la vista, los riñones, el corazón, entre otras cosas.

A Brewer, siendo un geek, le pareció obvio que tenía que haber una forma más adecuada de hacer esto, básicamente automatizando el proceso mediante un páncreas artificial. Y pronto descubrió que en realidad técnicamente no era complicado hacerlo, ya que desde finales de los 70 hay una bomba de insulina que es capaz de ir inyectando las dosis programadas a los pacientes de forma automática, y desde 2005 hay un sensor que se implanta bajo la piel y que es capaz de leer de forma continua los niveles de azúcar en sangre.

Parecía obvio que lo único que faltaba en la ecuación era el software necesario para ir leyendo esos valores de azúcar y su tendencia a la alta o a la baja para programar el funcionamiento de la bomba en tiempo real.

El problema es que regular el nivel de azúcar en sangre es algo más complicado que abrir o cerrar el grifo de insulina, ya que esta puede tardar hasta unos 15 minutos en empezar a hacer efecto, unos 45 en alcanzar su efecto máximo, y luego aún sigue teniendo efecto durante unas tres horas.

Además, antes de aprobar para su comercialización cualquier dispositivo de este estilo es imperativo hacer estudios que demuestren su efectividad y que este es seguro, aunque esto ya está ocurriendo tanto en Europa como en los Estados Unidos con resultados prometedores, pues hasta ahora los pacientes que han usado estos páncreas artificiales automáticos han mantenido un control de sus niveles de azúcar en sangre hasta ocho veces mejor que los pacientes que usaron bombas de insulina controladas a mano.

En Europa, de hecho, ya hay países que han autorizado el uso de este tipo de dispositivos siempre que incluyan un mecanismo de control que corte su funcionamiento ante niveles demasiado bajos de azúcar en sangre para evitar que entre en un bucle que pueda acabar con la vida del paciente.

Interfaz eléctrico para nervios y músculos
 Así, es posible que en pocos años los pacientes con diabetes tipo 1 puedan prescindir de sus kits de medición de azúcar y sus inyecciones de insulina a cambio de llevar encima un dispositivo del tamaño de un iPod que se encargará de hacer ese control automáticamente.

Y quien sabe sino acabará siendo posible también que lo lleven implantado bajo la piel, aunque en este caso tendría que haber una forma de recargar no sólo sus baterías sino su depósito de insulina.

A nivel más experimental, en la Case Western Reserve University un ingeniero llamado Matthew Shiefer está desarrollando un interfaz que permite recibir señales de los nervios de los pacientes a en los que se ha probado y transmitirlas a los músculos.

Mano mecánica i-Limb
Esto podría permitir en el futuro que pacientes que han sufrido daños en su médula espinal pudieran volver a caminar puenteando el punto en el que esta está cortada mediante dispositivos como este, aunque aún falta mucho para que funcione con el suficiente control y, sobre todo, en pacientes con médulas dañadas, pues hasta ahora las pruebas se han hecho en pacientes sanos.





Aquí os dejo un video sorprendente de como se mueven un par de brazos mecánicos. No se a vosotros, pero a mi me recuerdan a los calamares roboticos de la película Matrix.






2 comentarios:

  1. Mister Geek, de verdad que el articulo es original tuyo, y has escrito tooooda la parrafada??

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  2. Ya me hubiera gustado, pero no. El artículo está sacado de Microsiervos (lo pone al principio del post). Simplemente que me pareció interesante, lo retoqué un poquito y lo subí.

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