miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cámaras de fotos (III): Sensor e ISO

4. El sensor                                                                       

Cuando hablamos de calidad de imagen hay varias características de una cámara a las que tenemos que prestar especial atención. Una de ellas es la calidad óptica, es decir, la calidad de las lentes que tenga nuestro objetivo (ya sea un objetivo de réflex como el de una compacta), y que vimos en la primera parte del especial, pero no sirve de nada tener buena calidad óptica si no tenemos un sensor a la altura.

Sobre los tipos y la calidad de los diferentes tipos de sensores podríamos hablar largo y tendido, pero nos desviaríamos un poco del tema principal. Tampoco queremos hacernos expertos en sensores así que yo voy a hablaros de un par de cuestiones más prácticas y fácilmente comprobables cuando compremos una cámara: el tamaño del sensor y los sensores retroiluminados.

Sobre el tamaño del sensor también habría mucho que discutir, pero siendo prácticos, y excepto casos puntuales, un sensor de mayor tamaño se comportará mejor (de forma general) que uno más pequeño. No es lo mismo el sensor de una réflex que el de un móvil, creo que todos lo tenemos claro.

Sensores retroiluminados
Los sensores retroiluminados los introdujo Sony durante el año pasado, bajo la denominación de Sony Exmor R. 
Pero, ¿qué son los sensores retroiluminados? Sin entrar en muchos tecnicismos, los sensores convencionales, y que hemos estado usando hasta ahora, tienen un diseño en el que la “circuiteria” del sensor se coloca por delante de los fotodiodos, que son finalmente los que captan la luz. Al estar delante de ellos, parte de la luz que debería llegarles, es rebotada y nunca llegan a su destino, reduciendo finalmente la cantidad de luz que recibe la parte sensible.
En los sensores retroiluminados sin embargo, este conjunto de circuitos se coloca detrás de los fotodiodos, con la consecuencia directa de que no se interponen en el paso de la luz que tiene que llegarles.
Básicamente los beneficios que ofrece un sensor retroiluminado es que en malas condiciones de luz las señales del sensor tienen que ser mejoradas electrónicamente para compensar la perdida de luz que les llega y esto provoca ruido y poca definición en las imágenes.

Por tanto que llegue mayor cantidad de luz a los fotodiodos tiene una implicación directa sobre la calidad de imagen, ya que los sensores se comportarán mejor en malas condiciones de luz obteniendo imágenes mejor definidas y con menos ruido.
Para los más curiosos os dejo con un vídeo en el que la propia Sony explica como funciona su sensor, que aunque está en inglés, se entiende medianamente bien:


En definitiva,  un sensor retroiluminado siempre será mejor opción que uno que no lo sea, a igualdad de condiciones claro.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues si no queremos complicarnos mucho la vida nos fijaremos en el tamaño del sensor, ya que como hemos dicho, un mayor tamaño suele significar una mejor respuesta general. Respecto a los sensores retroiluminados hay menos duda. Si es retroiluminado mejor que mejor.

5. El  ISO                                                                        


 El rango de sensibilidades de un sensor es una característica a la que también tenemos que echarle un ojo. Cuanto mayor sea la sensibilidad que admite el sensor, más posibilidades tendremos de hacer fotos con poca luz, por resumirlo de una manera rápida.



Pero sólo hay que ver las imágenes superiores (son recortes de una foto) para comprobar como la sensibilidad del sensor influye en la calidad de la imagen. Una marca puede intentar vendernos que su cámara llega hasta un determinado ISO, pero eso no tiene que significar que a esa sensibilidad vayamos a tener buena calidad de imagen.


Es una característica que está ligada intrinsecamente al tamaño del sensor que lleve la cámara, y al igual que pasa con él, comprobar su respuesta a priori es complicado, por lo que no nos queda otra que buscar por Internet para poder averiguar su comportamiento.


¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues en el rango de sensibilidades que admite el sensor, siempre teniendo en cuenta dos cosas. Por un lado que el ISO máximo que se anuncia rara vez nos va a ofrecer buena calidad de imagen, así que no es mala idea contar con uno o dos pasos menos de lo que dice la marca (dividiendo por la mitad el ISO).

Por otro lado, también hay que tener en cuenta la relación entre el ISO y el tamaño del sensor. No es lo mismo un ISO 3200 en una réflex con sensor “Full Frame” que tiene unas dimensiones de 24×35mm que un ISO 3200 en una compacta de sensor pequeño. Mientras en la primera probablemente de una calidad aceptable, en la segunda será totalmente inútil, puesto que la imagen tendrá muchísimo ruido, casi con toda seguridad.


Lecturas recomendadas:


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