miércoles, 5 de enero de 2011

Cámaras de fotos (IV): Estabilizador, Controles manuales y formato RAW

6. El Estabilizador de imagen                                              

Es una de las características que incluyen la mayoría de las cámaras fotográficas hoy en día, sobre todo cuando hablamos de cámaras de gama media-alta, e incluso algunas compactas básicas también se animan a incluirla entre sus características.

La estabilización surge a partir de la necesidad de corregir el movimiento de la cámara, bien de pequeñas vibraciones o de movimientos involuntarios de la cámara, siempre hasta cierto límite, claro. Fundamentalmente la necesitaremos cuando disparemos en condiciones de poca luz sin flash, o cuando usemos teleobjetivos, ya que la velocidad de disparo, en ambos casos, suele ser más lenta de la necesaria para congelar la imagen.

La estabilización de imagen puede conseguirse de varias maneras, aunque fundamentalmente estaremos hablando de estabilización óptica, estabilización mecánica o estabilización por software.

  •  El estabilizador óptico consiste en un sistema de desplazamiento de las lentes colocadas en el interior del objetivo que detectan y corrigen los movimientos de la cámara, tanto los horizontales como los verticales. 
  • El mecánico es un sistema parecido pero donde lo que se mueve es el sensor en si, que montado sobre una estructura especial, corrige los movimientos de la cámara. 
  • El realizado por software es un sistema puramente digital y que normalmente ofrece peores resultados, aunque suele ser complementario con los otros dos sistemas.

La estabilización óptica probablemente sea la más eficiente, ya que ha sido diseñada específicamente para cada objetivo aunque la mecánica tiene la ventaja de que al estar integrada en el cuerpo, es válida para cualquier objetivo que usemos, en el caso que trabajemos con réflex o cámaras sin espejo de objetivos intercambiables.


¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Pues tener un sistema de estabilización siempre es bueno, sea cual sea, aunque evidentemente un estabilizador óptico o mecánico siempre funcionará mejor que uno que lo haga únicamente por software.


7. Los Controles manuales                                                        

Para poder entender la importancia de los controles manuales hay que conocer cómo funciona una cámara de fotos y cuales son los valores básicos que debemos dominar.

Estos valores básicos son dos: La apertura del diafragma y la velocidad de obturación.

  • La apertura del diafragma se podría definir como la capacidad que tiene el objetivo de dejar pasar más o menos luz a través del diafragma. Una característica que está íntimamente relacionada con los números F, que ya vimos cuando hablamos de los objetivos. A menor número F, mayor es la luz que nos permitirá pasar el diafragma.
  • La velocidad de obturación, es decir, la rapidez con que la cámara es capaz de abrir y cerrar el obturador, dejando pasar, más o menos luz al sensor, y que nos va a permitir bien congelar la imagen, o bien crear un efecto de movimiento, por ejemplo.

En definitiva hablamos de dos valores que principalmente nos permiten dejar pasar más o menos luz al sensor de la cámara y que combinados nos permiten realizar interesantes efectos y técnicas fotográficas.

Las cámaras que no tienen controles manuales gestionan tanto la apertura como la velocidad del diafragma de forma automática, sin dar la posibilidad al usuario de manipular sus valores. Esto es interesante para los que sólo quieren disparar y no quieren complicaciones, sin embargo, si queremos tener la posibilidad de controlar la cantidad de luz que queremos dejar pasar y conseguir diferentes efectos variando los valores, es fundamental tenerlos presentes.

Tampoco queremos decir que haya que usarlos, pero siempre es buena idea que la cámara disponga de este tipo de controles por si avanzamos y queremos ir a más.

8.- El formato RAW                                                             

Otra de las características que no se deberían pasar por alto cuando buscamos una cámara de fotos es la posibilidad de disparar en formato RAW. El formato RAW podríamos definirlo como el equivalente al negativo en el mundo digital.

Se trata de un formato que contiene la totalidad de los datos de la imagen tal y como ha sido captada por el sensor y que por tanto nos permite una capacidad de edición mucho mayor al de otros formatos de imagen como el JPG, tan típico en las cámaras.

Disparar en RAW puede ayudarnos a modificar a posteriori una toma, sus luces y sombras, su temperatura de color, su exposición, etc… tal y como lo habríamos hecho si hubiésemos modificado esos valores en la cámara (hasta ciertos límites) por lo que su potencial es muchísimo mayor que otros formatos de imagen.

El principal inconveniente de este formato es la falta de estandarización: cada fabricante de cámaras usa su propia versión del formato, lo que puede producir incompatibilidades con ciertos programas, aunque es habitual que la mayoría del software de retoque se adapte y se actualice para ser compatible con las nuevas cámaras que salen al mercado, por lo que no debería haber mayor problema.

¿En que debemos fijarnos a la hora de comprar?

Si podemos elegir entre una cámara con controles manuales y otra sin controles manuales y queremos aprender algo de fotografía elegiremos la primera opción. Si no tenemos ninguna intención de controlar a nuestro gusto los valores básicos de fotografía optaremos por una automática.

Hay que tener en cuenta de que una cosa no quita la otra. Que una cámara disponga de controles manuales no quiere decir que no disponga del modo automático, por lo que siempre es buena idea que la cámara tenga la opción de controlar manualmente los valores de diafragma y velocidad de obturación.

Con el formato RAW pasa lo mismo. Siempre es buena idea poder disparar en un formato que almacena toda la información que es capaz de captar el sensor, independientemente de que usemos otros formatos como el JPG para determinadas fotos.


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